Los campos comunales presentan enormes ventajas frente a cualquier otro recurso público pues dado que su origen es vecinal permiten el acceso al 100% de la población sin tener que estar a expensas de leyes que restrinjan el acceso.
Son una plataforma excelente de desarrollo, basta con equiparlas adecuadamente.
Desafectar un bién comunal sería el equivalente a cerrar una Universidad porque un estudiante ha acabado la carrera. El estudiante ha obtenido un beneficio privado mediante el uso de un bién público como pueda ser una Universidad.
Al igual que las universidades, los campos comunales son herramientas públicas que están a disposición de los vecinos de hoy, y que deben estar a disposición de los futuros vecinos, como ocurre con las universidades.
Los bienes públicos garantizan el desarrollo privado de sus usuarios, así como una Universidad provee de conocimientos y destrezas a los estudiantes de hoy, generando un beneficio privado en forma de conocimiento, titulaciones etc... los campos comunales generan beneficios a sus usuarios actuales, y lo que es mas importante, garantizan el acceso a los usuarios futuros.
En el caso del campo comunal de El Granado, las 700 hectáreas repobladas podrían haber generado 350 empresas familiares, que hubiesen sido el motor económico del pueblo de El Granado, con la ventaja de que las empresas obtienen un beneficio privado, pero deben dejar el recurso preparado para las siguientes generaciones tal como ocurre con la universidad. Así no hay discriminación alguna, ni se corta el acceso a futuros usuarios, cosa que si hizo dicha repoblación.
Mas de 32 millones de euros anuales directos ha perdido el pueblo, una media de 92000 euros por familia, plataforma pública, beneficio privado.Es la gran virtud de las plataformas públicas, con un calado brutal en todo el tejido social. Con la garantía de estar también a disposición de los futuros vecinos.
Falta racionalidad sobre un bién que es vital para el desarrollo del pueblo. Querer vestir a los de hoy para dejar desnudos a los de mañana, no es la mejor forma de progresar.
Para que un pueblo progrese es necesario trabajar duro, muchos de los que hoy abogan por desafectar este bién comunal no calibran bien la profundidad de disponer de un bién como este para los actuales vecinos y para los futuros vecinos. Quizás buscando el beneficio a corto, por no se sabe que intereses, desde luego nimios, destrozan la inmensa oportunidad de poner entre todos un pueblo en marcha. 32 millones de euros directos no es cualquier broma, es de un calado como nunca se habría visto por estos lares. No mimar este bién es hacerle un flaco favor a sus hijos y desde luego a sus nietos. Es hora de la racionalidad, de dejarse de influencias externas y buscar el bién común para todos, dando los pasos que sean precisos, aunque sean cortos, pero han de ser seguros. Algo similar está ocurriendo con el Campo Baldío de Puebla de Guzmán, con la diferencia de que ese bién ya no pertenece al 100% de los vecinos de Puebla de Guzmán. Campo Baldío va lento, pero seguro, mirando sus posibilidades agrícolas y lo que es mas importante, adquiriendo la experiencia necesaria para convertirse en un motor económico endógeno permanente.
Esperemos que la reflexión sana, desprovista de prejuicios, entre en las cabezas pertinentes y todos a una pongamos al pueblo donde se merece, sin perder ni un metro cuadrado de este bién que nos legaron nuestros antepasados.