Comienzan a tomar forma los primeros proyectos de regadíos en el Andévalo. Algo de lo que nos alegramos, la clave está en el tipo de proyecto. Gran empresa o empresa familiar.
El modelo gran empresa ya se ha visto a lo largo de todo el siglo XX en la provincia. Desde la minería, a las empresas forestales o la química. Resultados muy ratíquicos en la sociedad a pesar de las grandes cifras.
Sin duda el modelo que mas desarrollo produce por su calado es el modelo familiar. Almería da testimonio de ello, como lo da Lepe o Palos con crecimientos espectaculares.
El Andévalo tiene excelentes condiciones para lograr que una vez por todas el modelo familiar se instaure y se de paso a toda una nueva generación de pequeñas empresas que sean los futuros motores de la comarca.
Cuenta el Andévalo con un factor fundamental para ello, el atraso histórico de la comarca, que una familia vea futuro en su tierra aunque se tenga que hinchar de trabajar, los frutos serán permanentes.
Si de algo ha adolecido el Andévalo es de iniciativa empresarial endógena, los regadíos pueden ser el comienzo de ese impulso necesario y vital para la comarca.
Que este modelo no acabe imponiéndose hará que los regadíos sean como la minería un paréntesis, sin articulación efectiva.
No debe caer la comarca en el garrafal error de las plantaciones de eucaliptos, pero ahora trasladadas a los regadíos. Media provincia para sostener una fábrica que luego se esfumó.
Primero una hectárea, luego dos, tres hasta tener la completa seguridad de dominar todas las claves de los regadíos.
¿Se convertirán Puebla de Guzmán o Paymogo en los Lepe o Palos de esta comarca? Deseamos que así sea. Es la hora.